miércoles, 19 de enero de 2011

POLVO Y CENIZA

Hoy voy a relatar en breve sobre una novela escrita por Eliécer Cárdenas (autor Ecuatoriano).
Esta novela trata sobre la vida, la muerte y la leyenda (sobre todo la leyenda) de Naún Briones, un mítico bandido lojano que campó por las tierras fronterizas entre Ecuador y Perú durante la primera mitad del siglo XX. Su popularidad fue enorme por sus actos propios. Naún Briones fue un bandido que cargó con muchas muertes en su conciencia pero más que por ambición personal actúo por su manera de entender la justicia, arrebatando los bienes a los terratenientes y hacendados para repartirlos con los desheredados.Para remarcar más su nobleza Cárdenas hace coincidir a su protagonista con los Quiroz, los sanguinarios bandidos de la provincia de Cañar cuyo impulso era el odio y que no tenían más fin que la destrucción; o con el Águila Quiteña, ladrón de guante blanco cuyo arte le convierte en una personalidad en la capital.
La mayoria de los capitulos de esta novela narran, en tercera persona (donde a menudo se entremezclan las reflexiones en primera persona de los personajes). Hay un capítulo que a mi me parece muy interezante, es titulado “Voces”, que está compuesto por pedazos de canciones y testimonios actuales de los habitantes de Loja, algunos de los cuales rechazan directamente lo narrado en el libro diciendo que Naún Briones no existió nunca o fue desde un simple cuatrero a un asesino despiadado. 
Naún Briones, cuya figura transciende gracias a Cárdenas, que convierte una leyenda local en una gloria nacional. También nos cuenta esa etapa de su vida en la que se convirtió en un mercenario contratado por un cacique para sofocar las revueltas de sus peones.

Diana Campoverde.

lunes, 17 de enero de 2011

Romanticismo en Ecuador….y si que hubo..!

Quejas...Quejas…y más quejas….

Y amarle pude!..... Al sol de la existencia
Se abría apenas soñadora el alma….
Perdió mi pobre corazón su calma
Desde el fatal instante en que le halle.
Sus palabras sonaron en mi oído
Como música blanda y deliciosa;
Subió a mi rostro el tinte de la rosa;
Como la hoja en el árbol vacilé...




Romanticismo… movimiento cultural que surge en Alemania a finales del siglo XVIII y se extiende en toda Europa y América. El YO del romántico es el centro del mundo. El paisaje es algo fundamental en la obra del romántico. También la exaltación de lo histórico-legendario y de las tradiciones.
Esta escuela literaria llega al Ecuador de fuentes francesas y españolas.
El amor como temático preferido fue una de las características del romanticismo ecuatoriano que aparece presidido por la quiteña Dolores  Veintenilla de Galindo, seguida por Numa Pompilio Llona, Juan León de Mera, Julio Zaldumbide. Luego vinieron portas como Luis Cordero,  Remigio Crespo Toral, Honorato Vásquez entre otros.

La estrofa con la cual inicio mi pequeño escrito, pertenece a la representante mas flamante del romanticismo que tenemos y sin duda alguna es la señora Dolores Veintimilla de Galindo, inicia su poema expresando el arrepentimiento por su enamoramiento tan temprano. Señala que este se dio cuando apenas su alma juvenil se abría a la vida. Que las palabras de él fueron para ella una “música blanda y deliciosa”. En una de sus estrofas la autora expresa como ve a su amado en sus sueños, lo idealiza, lo considera, además, su primero y más ferviente amor. En una de sus últimas estrofas resume las quejas por una traición, expresa la terrible frustración por el engaño que ha sido víctima. Además confiesa, su arrepentimiento por haber sido ingenua y sincera. Y por ultimo en uno de sus arranques, manifiesta que su orgullo no puede ser ofendido y que si no alcanza a olvidar al ingrato, preferiría la muerte al deshonor, actitud típica del romanticismo.


¡No! Mi altivez no sufre su maltrato;
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato
¡Te arrancaré del pecho, corazón!


La Gaby-Zapata A.!